(es diabetes; ca diabetis; en diabetes)
Cuando hablamos de diabetes normalmente nos referimos a la diabetes mellitus o diabetes sacarina (literalmente, diabetes “dulce”), que es una enfermedad que hace que el nivel de glucosa (azúcar) de la sangre sea más elevado de la cuenta porque el cuerpo no es capaz de procesar esta glucosa para eliminarla del organismo a través de la orina, de metabolizarla.
El páncreas es una glándula que hay al lado del estómago y produce una hormona que es la insulina, que es la que controla la cantidad de glucosa que tenemos en la sangre: ayuda a la glucosa a entrar en las células, y las células utilizan esta glucosa como combustible.
De tipos de diabetes existen básicamente dos: la de tipo 1 y la de tipo 2.
La diabetes de tipo 1 hace que el páncreas no produzca insulina suficiente (o no produzca nada), y por tanto las personas que la padecen se deben inyectar la insulina que el cuerpo necesita para metabolizar la glucosa que consumen. Normalmente, también tienen que hacer dieta y controlar mucho los hidratos de carbono que comen (dulces, pan, pasta...). Este tipo de diabetes suele aparecer antes de los 40 años, normalmente durante la infancia o la adolescencia.
La diabetes de tipo 2 hace que el cuerpo no aproveche bien la insulina que produce. Es el tipo más frecuente de diabetes: suele aparecer a partir de los 40 años. Normalmente, se puede controlar bien sólo con dieta y ejercicio, aunque a veces también es necesario tomar medicación o incluso insulina. Es lo que la gente llama “tener azúcar”.
También existe la diabetes gestacional que pueden presentar algunas mujeres embarazadas, que se debe controlar con dieta y ejercicio durante el embarazo y que suele desaparecer después.
La diabetes puede afectar a las arterias, tanto a las grandes como a las pequeñas, y con el tiempo esto puede acabar provocando desde una insuficiencia renal que requiera diálisis, hasta ceguera o infarto de miocardio (ataque al corazón) o cerebral (no llega la sangre al cerebro). También puede afectar al sistema nervioso, disminuyendo la sensibilidad en los pies, y hacer que no nos demos cuenta si tenemos una úlcera o una infección, lo que en algunos casos puede tener complicaciones muy graves.
Por eso es esencial que las personas con diabetes hagan un buen control de la glucemia (el nivel de glucosa en la sangre), del colesterol y de la tensión arterial para reducir el riesgo de aparición de todas estas complicaciones en la diabetes.
¿Y qué puede hacer que seamos diabéticos? La diabetes puede ser hereditaria, pero hay otros factores de riesgo como el tabaquismo, el sobrepeso, el colesterol, la hipertensión y el sedentarismo.