miércoles, 26 de septiembre de 2012

Inseminación artificial o fecundación in vitro

Cada vez más parejas deben recurrir al uso de técnicas de reproducción asistida para poder concebir y tener el hijo que tanto desean. Y las técnicas mejoran constantemente los resultados que se obtienen.

En función de la situación específica de cada pareja el ginecólogo experto en reproducción asistida les recomendará cuál es la técnica más adecuada para ellos, y para ello la pareja deberá someterse primero a una serie de pruebas que intentaremos explicar en otra ocasión.

Las técnicas de las que oímos hablar más a menudo son la inseminación artificial y la fecundación in vitro. Pero, ¿tenemos claro en qué consisten estas técnicas?

Con la inseminación artificial no se fecunda el óvulo en un laboratorio como se hace en la in vitro, sino que lo que se hace es "acercar" el esperma a su objetivo.

De los aproximadamente 300 millones de espermatozoides que pueden salir en una eyaculación, muchos se quedan por el camino: algunos se quedan en la vagina, otros en el cuello del útero, otros en el útero, otros en las trompas de Falopio y sólo unos cuantos, muy pocos, un centenar, llegan donde se encuentra el óvulo.

Con la inseminación lo que se hace es depositar el esperma, previamente tratada, directamente en el útero de la mujer para facilitar la fecundación natural.

Esta técnica exige que el esperma cumpla unos requisitos mínimos de cantidad y movilidad.

La fecundación in vitro (FIV) es la que se hace en el laboratorio.

Se somete a la mujer a una estimulación de la ovulación para que produzca más óvulos de los habituales. Mediante análisis y ecografías se determina el momento adecuado para la punción folicular, en la que se extraen los folículos (bolsas de líquido donde están los óvulos). En el laboratorio, se extraen los óvulos de los folículos y se mantienen en cultivo hasta que llega el momento de la inseminación.

La fecundación in vitro puede hacerse por el método convencional o por microinyección.

El método convencional consiste en poner los espermatozoides directamente en cultivo, en contacto con los óvulos maduros extraídos de los folículos (normalmente no todos los óvulos que se extraen son maduros) y conseguir, así, que un espermatozoide penetre en el óvulo (fecundación).

La microinyección es un método en que se escoge un espermatozoide y se inyecta directamente dentro del óvulo a través de una punción. También se llama inyección intracitoplasmática o ICSI.

Los óvulos que hayan sido fecundados comenzarán la división embrionaria.

Al cabo de unos pocos días, se transfieren los embriones de mayor calidad a la mujer. Muchas veces se transfiere más de uno para aumentar las probabilidades de éxito, aunque el máximo legal en nuestro país es de tres. Si han sobrado embriones de calidad suficiente, se congelarán para poder utilizarlos más adelante.

Tanto una técnica como la otra se pueden realizar también con gametos (espermatozoides u óvulos) de donante.



Punción ICSI. Fuente: Salus XXI